lunes, 9 de agosto de 2010

NICARAGUA - Puerto Viejo, Ometepe y Little Corn Island

Planeando ya mi escapada de Costa Rica había  que pensar como siempre en un destino. Había oído hablar de un lugar llamado San Juan del Sur, bueno para surfear y tranquilo. A mí con que tenga mar ya se lleva el 80% de la puntuación.
    
Armamos maleta, al hombro y a la carretera. Esta vez me acompañaba una chica israelí que conocí en el hostal. Ella iba al mismo destino y así no iba sólo y dividía gastos (la pela es la pela). Son las excusas que hacen que tengas un nuevo amigo en el camino. Todavía no he viajado con alguien que me caiga mal, siempre acabo con gente que me gusta o con la que lo paso bien.
      


San Juan del sur está en el lado Pacífico muy cerca de la frontera con Costa Rica. El viaje fue en bus claro y duró unas 5 horas creo recordar. Aunque se alargó por las esperas en la frontera.
 
Nicaragua con más de 5.000.000 de habitantes es el segundo país más pobre de América latina después de Haití. En los sitios que yo estuve no percibí esta triste realidad, pero bien cierto fue que en la capital Managua las advertencias de peligro fueron varias por parte de la gente local. Ya saben, a veces pobreza = delincuencia. De hecho como más tarde comprobé, el hurto a extranjeros es algo común y extremadamente hábil y rápido. En Managua, según llegamos y en la misma "estación" de buses, delante de nuestros ojos y sin tiempo a reaccionar, le quitaron los pendientes a una chica que iba con nosotros. No le hiceron daño, mas un ligero tirón y el susto que ello conlleva.

Una vez pasada la frontera nos subimos en uno de esos populares chicken bus (buses escolares americanos). Lo divertido es ver como decoran dichos buses, sobre todo con temas religiosos (Jesucristo te ama. Jehová es el camino, etc.)  o en mi caso simplemente con un televisión con videos musicales de mis favoritos (Cumbias y no se que más.. Seguro conocen, tipos feos y gordos con sus mejores galas y al lado mujeres espectaculares en bikini bailando con todos ellos. La comedia del año).



Al llegar a San Juan busqué rápido el hostal que me habían indicado ("Casa Oro"). Tours de surf, buen ambiente, un estupendo bar, unos precios muy económicos y gente que ya había conocido por el camino me esperaban allí. Todo esto hizo mi estancia en este lugar de lo más agradable.

Decidí tomar una clase de surf por mejorar mi técnica. Vamos, que no tenía ni idea y quería que alguien me diera las nociones básicas. A ver, que soy de una isla y mi compromiso con el mar me obliga a practicar todo deporte acuático.

Pues ale, como ovejas al furgón, el rebaño estaba listo para limpiarse la lana en el Pacífico.



No había demasiado que hacer en San Juan del Sur. Surf y playa. El tiempo no nos acompañó en lo que estuve allí. Malas olas y días nublados. Bien, habrá que pensar en cambiar. Eso de tener el culo quieto siempre me costó.

Casi sin querer se formó un grupito para ir a Ometepe, una isla en el lago Nicaragua, muy cerca de donde estaba, que se conocía por sus dos volvanes y su rica vida natural. Así nos embarcamos en una nueva aventura mi nuevo grupo de amigos (Laurent - Bélgica, Noah y Yael - Israel y Ruth - Irlanda), más dos chicas de Canadá y Francia que trabajan como profesoras en la isla. 


Por 7 $ conseguimos una bonita habitación para cinco con vistas al lago y junto a un parque natural. Allí nadamos, alquilamos kayaks y caminamos escuchando y viendo a los monos aulladores.  



Otras de las activades típicas era subir a uno de los volcanes. Uno de ellos, llamado Maderas tiene una laguna en su interior y eso tenía pinta de ser interesante. La caminata duraría unas 4 horas de subida y 3 de bajada. Qué grave error de cálculo!! Una pareja que iba con nosotros retrasó a todo el grupo y el guía cumpliendo con su trabajo tenía que esperarlos. Al principio no era un problema, pero cuando nuestro guía comenzó a parar cada 15 minutos haciendo perder el ritmo y alargando la subida ya empecé a perder un poco la paciencia. Pero nada comparado con la eterna bajada que estimada en 3 horas duró 5 horas cayéndonos la noche encima y sin linternas. No recomiendo la subida a tal volcán, es larga, dura, siempre bajo los árboles y sin la oportunidad de disfrutar del privilegio de estar tan alto para ver la hermosa vista (sólo había un mirador).









Nos habíamos ganado la cena. Pescadito del lago.


Al día siguiente algunos se iban y tres nos quedamos. Decidimos ir al Ojo de Agua, un lugar semi-natural que se conoce por sus critalinas aguas; para luego terminar en la playa de Santo Domingo.

 



Mi siguiente destino no estaba nada claro. Había oído hablar de Granada, un bonito pueblo junto al lago también y León, algo más al norte y popular por sus volcanes. Como ven es obvio quien puso nombre a estos lugares...

Pero fue otro el camino que decidí tomar. Laurent, uno de los que allí estaba conmigo me habló de unas islas llamadas Corn Island, en el Caribe. Sonaba bien. Eran dos islas, Little Corn y Corn Island. Ambos lugares tranquilos e incluso en la más pequeña ni si quiera habían coches ni casi bicicletas.

Llegué a Managua y al día siguiente tenía billete. Lo bueno es que los precios no varían, son siempre los mismos y los horarios también, uno a de mañana y ottro de tarde. En el mismo aeropuerto conocimos a dos chicas de España con las que hicimos buena amistad durante nuestra estancia. Así mismo, mi amistad con Laurent, el chico belga se reforzó congeniando más de lo que incialmente hubiera pensado.

Ese Binter Canarias...


Vista de Big Corn desde el avión













Nos quedamos en un hostal frente a la playa. Se llama Cool Spot y ofrece unas cabañitas ,muy agradabales con baño privado o compartido. Además tiene un buen bar y un personal de lo más agradable.






El tiempo no nos acompañó demasiado. Lluvia intensa, pero corta. Afortunadamente la temperatura era agradable y podía ir uno en bañador todo el día. En mi caso no usé ni chanclas en casi toda mi estancia, casi siempre descalzo por toda la isla. 

Como bien dijo mi amigo allí, esta es la posición común en Littel Corn o por lo menos fue la nuestra. Nos pasamos cinco días sin hacer nada: comer, cag... y dormir.






Bueno y beber, que si no te deshidratas, jajaja.








Rosa, el loro del hostal

Y por supuesto, siguiendo con las buenas costumbres, mi afición a "cazar" cocos no cambió y menos en una isla plagada de cocoteros. Aún así no debo ser el único porque para la cantidad de plameras que había, eran pocos los cocos que se encontraban en el suelo. Pero eso nunca hubiera sido un problema para Mc Gyver, alumno predilecto mío. Por tanto me introduje con éxito en mi primer curso de escalada de palmeras:





E igual que siempre, todo esfuerzo ha de tener su recompensa. Abrí y me comí el coco, pero eso es poco, había que celebrarlo por todo lo alto. Toma langosta al aljillo!! jajaja (Silvia, Diana, les guardé el caparazón)

Langosta al ajillo


Estas pequeñas islas son otro paraíso poco conocido. Sí popular entre submarinistas debido a su económico precio y belleza y donde es posible nadar con tiburones. Por mi parte me quedé con la paz y su gente algo tímida, pero agradable.

Además fue destino del último rodaje del reality show "Supervivientes" (España e Italia), terminado justo cuando yo estuve por allí, pudiendo ver algunos restos del personal abanadonándo la isla después de unos cuatro meses. Los "supervivientes" dormían en los cayos y el equipo  aproximado de unas cien personas en Big Corn.


Tocaba la vuelta a Managua y pensar en mi siguiente destino. De nuevo no sabía donde ir. Tal vez El Salvador, dicen que hay buen surf y ahora que tenía mono quería aprovecharlo.





miércoles, 4 de agosto de 2010

COSTA RICA - Puerto Viejo y La Fortuna

Tras la dura entrada a Costa Rica, ahora tocaba disfrutar del lugar. No pensaba pasar mucho tiempo en este bello país porque es de los más caros y porque como ya he dicho, a este paso no vuelvo a casa nunca. La moneda oficial es el dólar y eso de una manera u otra se nota.

Llevo ya más de seis meses viajando, casi me cuesta creerlo, cada vez está más cerca la vuelta y aunque trato de evitarlo, a veces es inevitable pensar en el reencuentro y la vida que me espera en Tenerife. ¿Trabajar y volver a vivir como las personas normales? Sí, es que yo ahora me siento especial, diferente. Y el resto, los que siguen con sus vidas, son los normales. Yo soy Pablo el que viaja y no trabaja (con rima y todo), el que VIVE LA VIDA, el español, el canario, el de Europa, el gringo, el turista, el que dejó todo y conoce gente nueva cada día, el que lleva su vida en una mochila. Pero, ¿la verdad? la vida normal se echa de menos también. Cada persona tiene su limite, unos aguantan semanas, otros meses, otros años y otros toda la vida. Yo con un año (10 meses técnicamente) tengo lo que quería y miro con ilusión el momento de volver.

La primera parada fue en Puerto Viejo, un lugar al sur del país, en el lado caribeño y con cierto estilo reggae. Música, surf y marihuana podrían definir de algún modo lo que se "respira" en ese lugar. Mucho turista y mucho relax. Calles sin asfaltar forman el pueblo y una carretera a lo largo de la costa que lleva a otras poblaciones y playas de la zona. Se usa mucho la bicicleta para moverse por la zona. 


Busqué un hostel que me habían recomendado, "Pagalú" propiedad de un alemán. Allí pronto hice amistad con un estupendo Tico (así se conoce a la gente de Costa Rica) que trabaja ahí y me ayudó a conocer un poco más la zona. 


No estuve demasiado tiempo en Puerto Viejo, pero justo me pilló la final del mundial y al día siguiente mi cumpleaños. La verdad es que me tocó vivirlo algo solitario, pues era uno de estos momentos del viaje en que realmente estás sólo. Casi me dolió más ver la final sólo que celebrar mi cumpleaños. Aún así, la poca gente que tenía alrededor y lo sabía tuvo algún que otro detalle. Preparándome un rico desayuno. Aquí suelen desayunar "gallo pinto", que además se come en muchos otros lugares de Centro América. Se trata de frijoles (judías negras) con arroz y bien especiado. Así acompañan casi todos los platos: pescado, pollo, carne, etc. Está muy bueno, pero para desayunar no se yo.

Aunque el lugar era bueno, no me sentía tan a gusto como lo he estado en otros lugares. Tal vez fuera uno de esos momentos de bajón, ni se ni me importa, avanzamos y punto, no hay necesidad de complicarse.

No tenía claro a donde ir todavía, así que cogí la guagua, me fui a San José (la capital) y ahí decidiría. Creo que todos hemos imaginado esa situación de llegar a un aeropuerto y elegir un destino sobre la marcha y esto aunque no era lo mismo me hacía sentir libre. Tenía tres destinos en mente: Tamarindo, lugar de playa en el Pacífico, Monteverde, lugar de verdes montes y de "canopi" (enormes tirolinas) y La Fortuna, volcán activo y muchas actividades al aire libre. ¿Dónde coñ.... voy? A veces no hay que pensar mucho, la he dicho, simplemente las cosas ocurren. Al llegar a la estación hice mis averiguaciones:

  • Tamarindo: todos los buses llenos por vacaciones en el país.
  • Monteverde: lo mismo
  • La Fortuna: lo mismo, pero había una posibilidad cogiendo una guagua más, así que no había más que pensar. 
El camino fue largo y con algún que otro incidente. Nada grave, pero una ligera demora.


Llegué de noche y rápido encontré un hostal a unos 8 dólares en habitación privada y un guía muy convincente que me dio información muy útil sobre todas las cosas que se podían hacer por ahí (rafting, canopi, volcano tour, río, lago, aguas termales, etc.). Pero siguiendo mi norma, no lo contraté hasta comparar precios. NUNCA tomes la primera opción. Efectivamente fue lo mejor que hice. De 45$ que quería cobrar, pagué 22$ por lo mismo. Luego me enteraría que es bien conocido por sus mentiras y líos.

Ya con tiempo busqué y cambié de hostal para irme a otro que me habían recomendado: "Gringo Pete's", a manos de un norteamericano. Barato y decente: 4$ en dormitorio.



Organicé mi visita al volcán Arenal para ver la lava. Dicen que es fácil ver explosiones y la lava correr. No tuve suerte. Si que vi alguna explosión, pero de gases y no de lava, una pena. Tras el paseo fuimos a un río de agua caliente. En mi vida había visto algo así. Piscinas termales es común en muchas zonas, pero un río caliente con litros y litros de agua fluyendo a toda potencia y con pequeños saltos de agua es una experiencia increíble. (No tengo fotos por ser de noche y demasiada agua alrededor, y ya perdí mi primera cámara porque le entró agua).




Esta ranita es uno de los símbolos del país. Se caracteriza por tener siete vivos colores. Es enana y preciosa. Por lo visto es venenosa, pero nuestro guía la tomó en las manos sin ningún problema. Eso sí, no te las lleves luego a la boca.


He dejado mucho por ver en Costa Rica. Tendré que repetir. Lo digo siempre porque siempre queda mucho por ver y descubrir, pero en esta ocasión tal vez sea más cierto.