sábado, 29 de mayo de 2010

PERÚ - Huaraz y Máncora

Por fin nuevas e intrigantes historias de Pablo...¡qué va, sorry! poca aventura esta vez. Aunque más que ustedes yendo a trabajar cada día, tragando atascos y respirando aire contaminado, jajaja. Lo siento, es que me levanté con ganas de molestar un poquito.

Mi último destino en Perú fue Máncora. Por lo visto hay una película de Elsa Pataky titulada así. No se por qué lo cuento, parace que así les puede interesr más. Ni que no fuera suficiente con yo estuviera, jajaja.


Máncora está situado al norte de Perú, no muy lejos de la frontera con Ecuador. Tiene fama por sus bonitas y cálidas playas. De clima suave, y arena blanca parecía un buen lugar para relajarse de la estresante vida del viajero. ¡Sí qué pasa! el viajero también merece un descanso, jajaja. Además, antes habíamos estado en Huaraz, una zona de montaña, que dice ser el segundo mejor trekking del mundo por detrás del Himalaya. Zona algo fría por lo tanto que requería un cambio radical: así que ¡¡a la playa!!

Máncora es un pueblo que se encuentra a lo largo de una carretera de un kilómetro aproximadamente y que para ser tan pequeño está colapsado por el tráfico de las moto-taxis. No se puede caminar por el borde de la carretera porque poco más que te obligan a subirte: pipí pipí (dice el claxon), te llevo, te llevo. "¡¡Qué no pesao!! que mide 4 pasos el pueblo pa que voy a coger una moto", jajaja. Bueno, hay algunos hotelillos algo alejados y por eso que existen estos transportes. Y para la gente local por supuesto.

La gente está bien bronceada, los peruanos ahí tienen ya un color moreno extremo. Sin llegar a ser negros, su piel está exageradamente bronceada y en algún caso su pelo moreno tiene tonos rubios, aunque no se yo si echaron algunos mano del tinte para ganar un aspecto más surfero, que ya sabemos todos esas modas playeras tan cool. Se hace mucha vida en la playa, mucho surf y clases para aquellos que deseen aprender. Fueron 3 días de relax, tirados y torrados en la arena sin hacer mucho: comer, pipi y caca, lo básico, jajaja.

Queda atrás Perú: Puno, Cuzco, Ica, Lima, Huaraz y Máncora. Un país que me ha sorprendido gratamente. Tiene de todo, naturaleza, montaña, playa, selva, buena comida, deportes, climas diversos, mujeres guapas (¡¡esas limeñas!!), gente agradable y buenos precios. Recomendado para aquellos que no sepan donde pasar las próximas vacaciones.

Ahora ya estamos en Colombia. La llegada ha sido algo dura, pues atravesar Ecuador y parte de Colombia para llegar a Medellín, nuestro primera parada, se hizo eterna en multiples buses y pasos fronterizos. Mi culete ha cambiado de forma adquiriendo la ergonomía propia de un asiento semi-cama de una guagua de segunda, jajaja.

Me hubiera gustado parar más en Ecuador. Sólo pasamos noche en Quito que parece ser una ciudad bonita y con mucho que hacer alrededor. O conocer las múltiples y bellas playas de la costa pacífica. Así mismo y ya en Colombia haber parado en Cali, cuna de la salsa y segun dicen junto con Medellín, lugar con las mujeres más bonitas de Colombia. Algo que no es un mito, la belleza abunda y abruma en este país.


Pero estoy ahora con Alex, mi colega de viaje israelí y puesto que su vuelta a casa es en breve quería llegar antes a Cartagena y aceleré algo mi camino. Cosa que por otro parte no va mal, porque a este paso ni vuelta al mundo ni ná, que no hay quien salga de sudamérica, jajaja.


En la frontera de Colombia conocimos a Mohamed, un cubano que tuvo la mala suerte de ser atracado por un taxi en Ecuador (sí, un taxi y a punto de pistola) quedándose sin nada. Le echamos una mano y nos acompañó parte del camino. Luego decidimos seguir por nuestro lado.


Los paisajes de Ecuador y sobre todo de Colombia son espectaculares. Verdes montañas, ríos y zonas selváticas a cada lado de la carretera. De verdad, Colombia desborda belleza y ni si quiera había llegado.

Por fin llegamos a Medellín. Es una ciudad de unos 2.5 millones de habitantes. Más de lo que me gusta, pero un icudad sin duda con mucha variedad. Buscamos un buen hostal (Casa Kiwi, en la zona Rosa y a 8 euros la noche). Llegamos el domingo y el lunes era festivo, asì que aprovechamos para salir. Entre el domingo y el lunes conocimos un montón de gente de Colombia  y tuvimos la suerte de que nos enseñaran algunos lugares tìpicos de la ciudad, entre ellos el famoso cafè de Juan Valdez, jejeje.


De nuevo una curiosa sorpresa al llegar una tarde al hostal y encontrar una bandera de Canarias sobre mi cama. ¿Cómo? ¿A quién conozco yo? Sólo podía ser Ioné, un canarión con el que viajé en Bolivia y conocí en Argentina. Efectivamente amigos, el mundo realmente es un pañuelo, ahí estaba, después de mucho tiempo y en el mismo hostal. Se sorprenderían de saber la cantidad de veces que cosas como estas ocurren. Así mismo, otro chicharrero apareció por ahí al día siguiente. Pocos españoles me he encontrado en el camino. ¡¡Amigos, salgamos más del país!!


Pasé nueve noches e hice muchos amigos. Salimos mucho y disfrutamos de la ciudad y el hostal. Por la mañana un buen café que el hostal incluía, buenísmo (Marca: Sello Rojo) y luego compraba algo de fruta en el puestito ambulante, piña o papaya, o mango, plátano...me encantaba. Vida tranquila y sana, quitando las fiestita de la noche.


Pero tocaba partir. Dejamos amigos, historias, buenas ratos y un par de calcetines, jajaja.

Ahora Cartagena nos llamaba. Ya casi oía las olas y sentía el agua en mis pies, esa arena caliente y ese mar cristalino del caribe que a todo europeo llama la atención. Jugosas frutas, pieles bronceadas, pescadito frito...¡vamos! qué llamaba y punto, jajaja.

martes, 4 de mayo de 2010

PERÚ - Ica (sandboarding)

Tras Cusco no tenía muy claro donde ir. Me habían hablado de un trekking de ocho días que parece ser de los más bonitos de sudamérica. Se llama Huaihuash, al norte de Lima, y en él se pueden encontrar glaciares, termas y paisajes espectaculares. Por otro lado se había hablado también de un tour a caballo de cuatro días de duración. Aunque ambas ideas resultan interesantes creo que de momento he tenido suficiente trekking de montaña y cuatro días a caballo casi son más duros que caminando, pues aunque el animal es quien pone toda la fuerza, resulta bastante cansado estar sentado golpeando el culo de forma constante durante tanto tiempo. De hecho hice tres horas de práctica para visitar algunas ruinas de los arededores de Cusco y me resultó bastante doloroso, jeje. Además, ya tengo ganas de sol y playita, que poco la he visto en este viaje.


Fue entonces cuando surgió una nueva posibilidad. Se trata de Ica, un lugar casi en la costa que es muy conocido por el surf en las dunas y por sus desérticas zonas llenas de fósiles, especialmente más al sur, donde es fácil encontrar dientes gigantes de megalodón (tiburón prehistórico de unos 16 metros de largo) de unos 20 cm. o más y restos de ballenas que servían de almimento a dicho escualo. Tuve la oportunidad de ver y coger varios en mis manos y he de decir que sorprende el tamaño de tal diente. Los hippies suelen ir a la zona en busca de materia prima para su collares y pulseras. He oido que uno de esos dientes puede cotizar en torno a los cien dólares.


A nuestra llegada a Ica, una chica italiana nos recomendó un lugar llamado Huacachina. Resulta que tiene una laguna y es como un oasis. ¡¡Pues sí señores!! un espectacular oasis. Artificial, sí, pero qué más da, es precioso el lugar. Es como un pequeño paraiso en medio del desierto. Tiene la suerte de no ser ventoso, por lo que la arena ni molesta. La laguna aun siendo artificial parece limpia y se puede bañar uno sin problema. Aunque la gente de por aquí me ha dicho que es una guarrada, jajaja. Creo que ya ni me importa, jeje. Tiene las clásicas barquitas de remo y estas otras a pedal. Está llena de palmeras y rodeada por hostales y restaurantes. Y a cada lado dos imponentes dunas de unos 15 metros de alto o más (no soy bueno para estos cálculos) que invitan a ser escaladas a pesar del duro esfuerzo que supone llegar a la cima. La arena quema mucho por el día y los pies se hunden con facilidad.

La mayoría de hostales son con piscina y el buen tiempo que acompaña ese paisaje no permite tiempo de espera: ¡¡al agua!!

Organizamos el sandboarding para el día siguiente, de 16.00 a 18.00, así además podíamos ver el atardecer. La subida a las dunas se practica en los clásicos boggies, los hay de varios tamaños, siendo el más popular de unas 8 personas, pero los hay mayores. Mejor pequeños que corren más y hacen más locuras.


Subirse en uno de esos coches ya es de por sí parte una aventura. Los conductores van como cabras a toda velocidad subiendo y bajando dunas empinadas que hacen que parezca que el coche va a volcar. La primera parada es en una pequeña duna para practicar la bajada y la técnica, luego algo mayor y así hasta unas 6 bajadas. Lo normal es hacerlo de pie, pero nostros encontramos divertido tanto eso como acostarnos sobre la tabla y bajar los más rápido posible, como una bala levantando polvo en el desierto, ¡divertidísimo!


Las tablas son de madera, nada del otro mundo. En algún sitio podías encontrar el tipo de tabla de fibra como las de snowboard, más caro claro, pero supongo que más efectivo. Las que eran de madera estaban pintadas y debíamos ponerles cera (de una vela normal y corriente) en la parte inferior para que fueran más rápido. No se bien hasta que punto funciona, pero confío que algo hizo.


El día siguiente lo pasamos en el hostal y aquel apacible lugar, disfrutando del agradable clima y la piscina. Unas cervecitas, algo de música en vivo por la noche y ninguna preocupación más que donde comer y cenar. La vida debiera ser siempre así, pero aunque ahora lo diga, se que no soy de esos. Acabaría cansado e inquieto por hacer más cosas y conocer más sitios y lugares. A ver si no para que nos dieron piernas. No puedo, me cuesta tenerlas cruzadas, si a caso estiradas y sobre un sofá, jajaja.

Tocaba organizarme una vez más. El camino hacia Lima, nuestro siguiente destino, decidimos hacerlo pasando por un lugar llamado Paracas, ahí es típico el pescado, por ser un lugar de costa, y los paisajes son igualmente desérticos, pero esta vez acompañados de la potencia del océano Pacífico. Lo he conocido por primera vez y creo que nos vamos a llevar bien en las próximas semanas. Yo me bañaré y él me traerá olitas y buenos momentos, jeje.

Tomamos la famosa carretera Panamericana muy temprano y llegamos a eso de las 7.30 AM. Paracas es popular por la isla Ballestas, también conocida como las Galápagos para pobres. No hay punto de comparación, pero al menos puede satisfacer uno la curiosidad de ver animales como delfines, leones marinos, pelícanos y miles de pájaros. Estos últimos son tantos que producen cantidades brutales de guano(caca de pájaro) que son recolectados cada 4 años por gente de la zona por ser un excelente fertilizante. Al parecer fue incluso un motivo de lucha en el pasado. Como todas las demás, esta fue otra "guerra de mierda", ya saben, jajaja.

El viaje continua hacia el norte, esta vez por la costa y parando en aquellos lugares con buenas playas. Quiero practicar y aprender algo mejor a hacer surf. El último destino antes de cambiar de país es Máncora, famoso por su fiesta, playas y buen clima, incluso ahora que es otoño. Recuerden que es justo antes de Ecuador, así que las temperaturas son ya más moderadas a lo largo de todo el año.

Aquí en Lima me quedan uno o dos días. Esta ciudad es enorme (unos 7 millones de habitantes) y me encuentro en la zona bien de la ciudad, Miraflores. No podré conocerla bien, pero parece un agradable lugar para vivir. Del centro me hablan mal, muy peligroso y no recomendable. Una breve visita, algunos puntos de interés y mochila al hombre seguiremos camino al norte. Hablamos de nuevo allí.

domingo, 2 de mayo de 2010

PERÚ: Machu Pichu - Inka jungle

Uno de los principales punto turísticos de Perú es la visita al Machu Pichu. Resulta imposible llegar a Cusco y encontrar un solo turista que no planee ir ahí. Se ofrecen varias opciones para visitar tal montaña. Lo mínimo que te puedes gastar en esta visita es de unos 70 euros, tal vez algo menos si la vuelta la haces caminando y evitas el tren, pero eso supone caminar unas 8 horas más.

Llegué a Cusco después de haber entrado a Perú por Puno, una región al sur, casi frontera con Bolivia que es muy popular por las islas flotantes que se encuentran en el lago Titicaca. Eso es una historia a medio escribir que tal vez contemos en otra sección más adelante, jajaja. Es que me quedé sin ganas a la mitad...


De nuevo estoy con mis amigo de Israel Alex, Eyal y Karen. Y se han unido otros cuantos. Estoy rodeado de hebreo.


Planteamos la visita a Machu Pichu y tras preguntar en algunas agencias optamos por una opción que se llama "Inca Jungle". Se trata de un camino con algo más de aventura que el popular "Inca Trail", que es una excursión de 4 días siguiendo el antiguo camino construido por los Incas para unir diferentes poblaciones. En nuestro caso también de 4 días, empezábamos con un descenso en mountain bike por una inclinada carretera que cruzaba una zona medio selvática. Terminábamos en una pequeña población donde las plataneras, papayas, aguacates y muchas otras frutas tropicales abundaban. Tras comer, nos pusimos el bañador y nos preparamos para el rafting. ¡Sí! parte del recorrido incluía rafting de nivel III, muy light en mi opinión, pero divertido por supuesto. La noche la pasamos en dicho pobladito para levantarnos temprano y comenzar la caminata por medio de la selva siguiendo parte de otro camino Inca.

La primera parada de descanso fue la mejor. Una pequeña casa en medio de la montaña donde una amable señora nos ofrecía todos los frutos que ese histórico lugar les brindaba: café, chocolate, papaya, aguacates, maracuyá, plátanos, etc.. Allí tenía un extraño animal llamado Picuto o algo así y un monito muy gracioso cuya afición era saquear maletas, en este caso la mía por confiado. Le gustó mucho la crema solar y el repelente de mosquitos, jajaja. A comprar nuevo.


Tuve la oportunidad de comer un fresco maracuyá que estaba delicioso y probar del mismo fruto el cacao, una extraña semilla oscura cubierta de una suave y dulce protección blanca. El sabor es fuerte pero agradable y su olor flojo comparado con el de un buen Toblerone o Cadbury dairy milk, jajaja.



El viaje continuaba. Por el camino pudimos aprender el peligro que acecha en las plataneras con una pequeña araña cuya picudura puede ser mortal (no recuerdo el nombre...), además nos encontramos con una serpiente muerta. Tenía cabeza, algo que soprendió a nuestro guía, pues al parecer aquí, la cabeza de una serpiente trae buena suerte y en muchos casos las que se encuentra muertas están decapitadas como más adelante pude descubrir.


La segunda noche la pasamos en Santa Teresa. Es un acogedor pueblo bajo las enormes montañas, pegado a un río y con mucha vida a pesar de su pequeño tamaño. Es muy popular por sus aguas termales. No tuvimos la suerte de poder disrutarlas, pues las constantes lluvias de meses atrás hicieron crecer el río que no dudó en pasar por encima de tales piscinas y ahoran están en reforma. Fue debido a las mismas lluvias que hicieron que la vía de tren quedara destruida cerrando el acceso a Machu Pichu.



El tercer día era básicamente caminando sobre las vías del tren. Afortundamente habían hecho no hace mucho un camino paralelo que evitaba caminar por las millones de piedras que hacen de base en las vías. Esto a su vez supuso la destrucción de cierta vegetación. No se hasta que punto era necesario. Las vías eran parte de la aventura, aunque tal vez parte del peligro...



Por el camino pudimos bañarnos en el helado río y refrescarnos del calor tropical que golpea a esa baja altura. Por fin llegamos a Aguas Calientes, el último pueblo. Llamado así por disponer también de aguas termales junto al río. Son demasiado comerciales tal vez. No hay rastro de roca, todo son azulejos que le quitan encanto a lo que podría ser una encantadora y rocosa piscina natural.

Estábamos cansados y la cena era pronto, así que mejor dejar el baño termal para el día siguiente. Además, había que madrugar, pues la subida a Machu Pichu era a las 4.00 AM. ¿Que por qué? Pues resulta que además de la visita al Machu Pichu, existe la posibilidad de ascender al Wayna Pichu (sí lo se, esto está lleno de Pichus, pero al tema...), que es justo la montaña que se ve en la clásica fotografía del lugar. Dicha montaña tiene el acceso restringido a sólo 400 personas por día, por lo que para llegar a tiempo, el ascenso se recomienda a tales horas mañanera. Nos clasificamos con el puesto 30 así como a las 5.20 AM y conseguimos nuestro acceso, jajaja. Es que parece hasta una prueba, ¿verdad? Fue duro tras subir cientos de escalones de piedra. Ahora sólo nos quedaban 40 minutos para poder entrar.


La entrada es algo estrecha y bordea la montaña dejando ver una caída de varios metros. Subes unas pequeñas escaleras de piedra y es entonces cuando desde una terraza construida para cultivo, se ve la inmensidad de aquella ciudad. Mágico, impresionante.




No tenía pensado venir a Perú. Conocía poco sobre el país y claro, la inculturilla es lo que tiene, hace que desconozcas lugares y cosas increibles. Gracias Roman, gracias Marijose. Haberme insistido fue lo mejor que pudieron hacer.



No voy a describir la ciudad porque sin verlo es duro transmitirlo. Pero a mi lo que más me gustaba hacer en ese lugar era mirar la grandeza y amplitud del terreno y construcciones e imaginarme sus alrededor de 1.000 habitantes haciendo sus vidas en un bello y tranquilo lugar como aquel. Una niña que se levanta y juega con otros niños. Llega la hora de comer, algún guiso con quinua supongo. ¡Hace falta agua ! vete a la fuente (hay hasta 16) y trae un poco, por favor. Hay que dar de comer a las llamas...Y pensar que dicho lugar no fue descubierto hasta muchos años después de que los españoles acabaran con todo.

Por otro lado, imaginar ser el primero en descubrir esta abandonada y bien conservada ciudad es otra cosa que no paraba de pensar. Igual que en Iguazú. "Oir un ruido ensordecedor, apartar unas cuantas plantas y descubrir cientos de gigantes cataratas que pocos habían visto antes". En dos minutos monto la tienda de campaña y me quedo a vivir ahí, jajaja.

En Machu Pichu está prohibido domir claro, pero no se qué controles hay. Desde luego es una idea muy tentadora esconderse y montar campamento una vez todos se hayan ido. Y disfrutar así de una noche en un lugar increible bajo la luz de las estrellas. Mágico e inolvidable seguro. No es que me ponga romántico, pero de verdad que es un lugar que te invita a viajar en el tiempo.

Aprovechen que cada vez son mayores las restricciones y el precio pretende subir. Sobrecogedor y 100% recomendable para aquellos que no sepan a donde viajar. El Perú es una visita obligada y Machu Pichu un punto turístico que no se debe dejar pasar.